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Llegada una determinada edad, nuestro hijo empieza a llorar cuando se separa de sus papás. Esto suele ocurrir a partir de los 8 meses, que es el momento en el que empiezan a saber qué caras son conocidas y cuáles no. Hoy en día esto es muy frecuente, sobretodo todas las mañanas, cuando mamá y papá nos vamos a trabajar y hemos de dejar a los peques con los abuelos o en la guardería. A veces, este momento supone un drama para los padres y los hijos, ya que al oír los llantos y rabietas el sentimiento de culpabilidad aparece.
Es normal que se produzcan lágrimas durante las primeras separaciones, ya que los hijos tienen un fuerte vínculo hacia los papas y les aporta la seguridad que necesitan para sentirse bien. Se recomienda hacer la separación de una manera gradual.
Debemos evitar determinados comportamientos:
Utilizar los castigos o regalos para que el pequeño acceda a separarse. Con ser cariñosos es suficiente para sobrevivir a las primeras separaciones.
Nunca decir mentiras o separarse a escondidas. Este hecho es poco educativo y además provoca un sentimiento de desconfianza de los niños hacia los padres.
No debemos mostrarnos con ansiedad o nerviosos, para que el niño tenga una base afectiva segura y pueda sentirse seguro y a gusto llegado el momento de la separación.
Esperamos haberos ayudado con este post. ¡Y mucho ánimo!